Toda historia tiene un principio...


... y esta aún no ha llegado a su final.

Pero para entender el Ahora, debes conocer el Ayer.

En esta crónica plagada de claves, de secretos, de metáforas, simbolismos y sueños, sólo quienes comiencen el viaje desde el mismo punto en que se inició lograrán comprenderlo.

Toda historia tiene un Principio. Comiénzalo.




sábado, 28 de noviembre de 2009

Paseando entre tumbas (dos años después)


Ella vuelve. Sonriente, serena, tranquila. Pero con la tristeza bailando en sus pupilas. Viene de la Esfera del Luz Austral, uno de sus refugios de paz, allí donde su ser no tiene que rendir cuentas a nada ni a nadie.

Pero el Alma Condenada no puede evitar la pena. No esta noche. No esta fecha.

Hace dos años de la muerte de su Amor.

Y a veces teme haber muerto con él.

Su cuerpo se ha vuelto frío y distante. Rara vez desea que lo acaricien, que lo toquen siquiera, y cuanto más tiempo pasa, más se agrava. Su mente le susurra que su cuerpo no aceptará ningún calor que no logre hacer latir su corazón. Y que se quede en él.

Con sus ropajes negros, el cabello suelto y ondeando en la brisa cálida del eterno verano de su Cementerio, camina descalza por los senderos de mármol, a la luz de las velas que tililan desde las lápidas, las ramas y la hierba. La serenidad le aporta sabiduría a su sonrisa... y a su dolor.

¿Qué ofrenda conjurar? Ningún regalo le parece lo suficiente. Ninguno podrá demostrar la magnitud de sus sentimientos. Y el Alma Condenada no tiene ya su Rubí para ofrecerlo a la tumba de su Amor, al epitafio.

Pero ella camina, silenciosa y tranquila, hacia la arboleda sagrada. Duendes y espiritus la miran, asomándose tímidamente tras los panteones y los mármoles. Ángeles de piedra sirven de soporte a los demonios que, como gárgolas, se posan en las petrificadas alas para observarla. Y ella les contempla con cariño y ternura, a ellos, sus esencias, sus compañeros.

Sin embargo, sólo ella entra en el espacio que circunda la arboleda. Sólo ella se acerca al Árbol de las Esferas. Sólo ella se arrodilla junto al epitafio. Y sólo ella vio la ofrenda.

Un puñado de cristales rojos.

Sus fragmentos. Su Rubí. Sus esencias los reunieron... pero no puediron hacer más. La miraron desde sus lugares, tras los árboles, con espectación y una muda súplica.

Tú eres Nosotros. No nos abandones.

El Alma Condenada sonrió. Tomó los cristales en sus manos y los desplegó sobre el musgo mullido, los ojos alerta y los dedos ágiles. Se acomodó ante el pequeño tesoro, dando la espalda al epitafio.

Y comenzó a encajar las piezas.

Era un proceso lento, ella lo sabía. Harían falta tiempo y paciencia, y a veces alguna pieza volvería a soltarse, y a veces creería que no le quedaban fuerzas para proseguir la tarea, y a veces las lágrimas no le dejarían ver bien los cristales, y a veces tendría la tentación de girarse, y, quizás, cediese.

Pero era su Rubí, y ninguna otra joya llenaría el hueco de su pecho.





Ciclo tras ciclo,
cambia la luna,
el transcurrir
de las horas, de los años,
de la Historia.

Escondidas
en el silencio
palabras perdidas,
tristeza
y lamentos.

Quisiera creer,
y no puedo.
Me es imposible
conservar
ese sueño.

Todo di,
por otros viví,
entregué todo
a otros,
a tí.

Es mi tiempo,
es mi memoria,
es mi vida,
es mi Amor
lo único que deseo ahora.


(Esperaré cuanto haga falta... mientras reforjo mi corazón...)



3 comentarios:

Jacob dijo...

aunq lo mio no es la literatura, empiezo a entender... creo. cuando menos, veo posibles respuestas a preguntas nunca formuladas, y eso siempre es de agradecerse.
daré vueltas y vueltas, y quien sabe, kizas esta pequeña y estupida mente logre sacar provecho de algo, quizas sea capaz de entender mejor lo q t pasa, lo q m pasa.
como siempre con estas cosas, me dejas sin palabras

hanna dijo...

desde los muros invito a caminar por el techo


http://caminandoporeltecho.blogspot.com

chaly vera dijo...

Muy bueno (iba a escribir bonito), pero muy irreal, salvo que la protagonista este desquiciada. En el humano prima el ansia de estar con otro ser, de ser amado.
Tal vez, este errado..., pero...

un beso
Felices fiestas