Toda historia tiene un principio...


... y esta aún no ha llegado a su final.

Pero para entender el Ahora, debes conocer el Ayer.

En esta crónica plagada de claves, de secretos, de metáforas, simbolismos y sueños, sólo quienes comiencen el viaje desde el mismo punto en que se inició lograrán comprenderlo.

Toda historia tiene un Principio. Comiénzalo.




viernes, 28 de noviembre de 2008

Paseando entre tumbas (un año después)



Un año. Aniversario del nacimiento de este cementerio, que siempre ha estado abierto a las almas que quieran adentrarse en él.

Pero hoy, esas puertas están cerradas, y no por rechazo, si no porque deben contener un gran peligro.

En las silenciosas y umbrías avenidas de mármol, nadie se atreve hoy a pasear. Los ángeles de piedra se tapan con sus alas, temerosos, los demonios corren a esconderse en los mausoleos, los duendes traviesos buscan refugio en los nichos y los espíritus vuelan alto, ocultándose tras las nubes y en las sombras de la noche.

Porque el Alma Condenada recorre sus dominios convertida en una bestia de furia y asesinato. Grita, ruge, exhala a los cielos, mientras lanzas de palabras oscuras atraviesan su pecho. Nadie se enfrentará a su rabia, nadie debe intentarlo. El peligro se derrama por sus poros.

Cual criatura salvaje, sus pies descalzos corren por los senderos mientras toda su presencia ruge al silencio. Miles de velas iluminan una noche sin estrellas.

El rubí, más grande que nunca, late con un compás frío. Nunca hubo tantas grietas en su roja superficie.

Envuelta en su furia, el Alma Condenada llega al centro de su cementerio. Allí donde convergen los cinco caminos principales en un espacio abierto, rodeado de los doce árboles sagrados. En el lado opuesto al vértice por el que ella viene, crece un árbol de una especie nunca vista, cuyos frutos son brillantes esferas de cristal, que encierran luz como fantasmagóricas luciérnagas.

La más grande, la más preponderante, la esfera rey, es arrancada violentamente de su rama por las garras del Alma Condenada, que la mira con ojos enloquecidos, mientras las lanzas caen con un sonido metálica.

-¡¿Quieres que te destruya?! ¡¿Quieres que te rompa?! ¡¡¡Tendrás lo que pides!!!-

Alzándola sobre su cabeza, la arrojó contra el suelo, con todas sus fuerzas. El tintineo del cristal llenó el lugar en un susurro de campanillas de verano, pero sin romperse. Limitándose a rebotar.

La arroja de nuevo, la pisotea, ensangrentándose los pies, la golpea entre sollozos. No se quiere romper.

-¡¡¡Ya veo!!! ¡¡¡No te limitas a pedirme tu destrucción!!! ¡¡¡Debes destruír tú también!!!-

Con gesto violento, suicida, desesperado, arranca el rubí, frágil y brillante, y lo coloca en el medio de la convergencia de los cinco caminos. La joya late, pajarillo herido, víctima entregada al sacrificio.

La esfera es sujetada casi con delicadeza, alzada hasta la altura de sus ojos, que se sumergen en su luz. Una lágrima de sangre se desliza por la mejilla.

Y entonces la arroja.

Cristal y rubí chocan y estallan en rutilantes partículas. Y cada partícula es una ráfaga de notas en un acorde de tristeza y dolor.

Suaves sollozos surgen de la desolada figura, caída de rodillas, con alas encadenadas y desgarradas. No puede volar.

Suavemente, en silencio, las partículas se reúnen de nuevo: el rubí en su pecho, unidos los fragmentos; la esfera frente a ella, insolente y altiva.

La luz late. Las esferas giran. Un sonido se desliza, en vientos de destellos de notas.

Suenan los primeros compases, toman forma y la envuelven. Único ser inmóvil en un Universo cambiante, el Alma Condenada es acunada por la música de las esferas.

Lentamente, recoge la bola de cristal ante ella. Y con pasos de silenciosa seda se acerca al poderoso árbol, contemplando con cariño y ternura las estrellas de sus ramas. Junto a las raíces, se abre un hueco en la tierra mullida, donde ella deposita la gran esfera, las más brillante de todas. Con silenciosas lágrimas de amor y dolor.

-Jamás lo entendiste. Esto es un cementerio de sueños olvidados... y también rotos. Son los recuerdos los no se pueden romper. El sueño fue enterrado hace mucho tiempo, y lo que aquí sigo llorando a día de hoy es el recuerdo de un ser amado que murió hace ya tiempo. Mi amor lleva un año existiendo sólo en este cementerio. Es a él a quien no olvido y jamás olvidaré. Tú jamás has entrado en este lugar, pues no eres más que el espejo de un pasado añorado.-

La ceremonia concluye, y un bello epitafio se vuelve visible por primera vez. Pero hace un año que fue escrito en la lápida bajo el árbol único ejemplar en la Tierra.







Dónde han quedado esos momentos
en los que sentados juntos sobre la arena
robábamos trozos a la eternidad del tiempo
y las horas volaban en segundos...

Esas risas compartidas,
esas miradas cómplices
con las que nos lo decíamos todo
sin una palabra...

Esas caricias furtivas en nuestros rostros
besados por el viento y el sol,
esas historias y cuentos
de los que éramos protagonistas...

Esos paseos a medianoche
por la ciudad dormida
de calles desiertas que eran nuestro reino,
lleno de sombras y luces tenues...

Esas confidencias secretas
que sólo osábamos contarnos entre nosotros,
esas lágrimas escondidas
que sólo dejábamos ver al otro...

Esos cigarros compartidos,
esas dulces palabras,
esas conversaciones sin sentido,
esos despertares en tus brazos...

Esos besos desenfrenados
que dábamos como si fuese el último,
esa cama donde, desnudos,
uníamos nuestros cuerpos en una danza llamada amor...

Ese Desierto Silencioso
testigo de nuestra historia,
esos mensajes al móvil
que fueron las cartas de dos vampiros enamorados...

Dime,amor, donde han quedado,
todos nuestros tesoros...

Aquí quedan, enterrados,
entregados al Tiempo y al Pasado.


Lentamente y en silencio, las puertas se van abriendo...



(Fragmentos del espejo me han sido arrojados...)



martes, 25 de noviembre de 2008

De amor (una pequeña reflexión)



Muchas veces decimos palabras de las que luego, aunque no nos arrepintamos, tenemos que hacer rectificación, puesto que comprobamos que no eran del todo acertadas. El Alma Condenada no es inmune a ello, y más de una vez ha tenido que tragarse el orgullo y admitir que estaba en un error.

Pero también hay palabras que, una vez dichas, no pueden ser retiradas. Y si el Alma Condenada pronunció alguna vez ese tipo de frases fatídicas, no lo dirá. Es algo que queda dentro de su cementerio.

Y reflexiona, mientras tararea la canción de un cambiante trobador. Que cuando empezó despreciaba y actualmente admite que puede tener cierta redención por sus letras y su ténica de voz.

Escuchemos lo que dice y lo que piensa en su cabeza y en su corazón.







"Ya no tengo palabras, (quizás porque ya las dije todas y ninguna de las que añada te hará cambiar de opinión, ¿o sí?)
De todo y de nada, el tiempo se las llevó, (el Tiempo es mucho más cruel, y no sólo no se las lleva si no que aún no me permite olvidar)
Sólo queda la noche en mi interior y este frío de amor, (esa noche que era nuestro reino secreto y ese frío del que me cubriste)
Hoy esta calma que rompe el corazón, (la calma siempre precede a la tormenta, que luego azotará mi interior)
De esta guerra yo he sido el perdedor (hice malos movimientos y ahora ni siquiera tengo valor para sostener una mirada, tengo miedo de lo que veré en ella)
Y se clava muy dentro este (tan dentro que llega hasta donde sólo tú llegaste, hasta donde guardo tu recuerdo)
Silencio, eterno y mudo como el recuerdo (esos bellos recuerdos que atesoro, pero que no tienen voz)
Del amor que tú me diste, ( y que ahora está fuera de mi alcance, que me corrijan si me equivoco)
Silencio, tan grande, tan vacio y tan muerto, (como mi interior y mi corazón al saber que ya no hay en tí amor por mí)
Como quema este dolor del silencio (a este paso mi cuerpo entero perecerá entre llamas, por lo que veo)
Que llena cada espacio en mi cuerpo, (porque no hay nada más que puedo llenar un hueco tan grande en mi vida com el que tú dejaste)
Como duele este silencio de amor. (ya no hay palabras, ya no nos hablamos, y de eso la culpa la tengo yo)

Que difícil se ha vuelto (difícil es la palabra que mejor describe ahora la situación, junto con surrealista)
Seguir respirando sabiendo que ya no estás, (pero eso no importa, estoy acostumbrándome a no respirar)
Si pudiera encontrar una razón (seguro que hay miles, pero ninguna me convence ni me cura esta desdicha)
Que me ayude a entender que no vas a volver (a veces no sé si no la hay o no quiero entenderlo, maldita esperanza imborrable...)
Y esta herida que sangra en mi interior, (más bien se desangra gota a gota, como el reloj de arena que contabiliza el tiempo que llevo sin tí)
Y esta espina clavada sin razón (de espina nada, por lo menos es la lanza de Longinos, o como mínimo un rosal entero)
Y el inmenso dolor de este (qué hay que no haya escrito yo ya sobre ese dolor, sobre ese incesante sufrimiento)

Silencio, eterno y mudo como el recuerdo (y es que realmente sólo me queda eso y debo atenerme a ello)
Del amor que tú me diste, (y que está claro que no me volverás a dar, que tendré que seguir buscando en otro lado)
Silencio, tan grande, tan vaci­o y tan muerto, (tanto como mi alma, que murió el mismo día que el verdugo ajustició a mi corazón)
Como quema este dolor del silencio ( y es un fuego que no deja de arder, ni brasas ni cenizas, aquí hay hoguera por largo tiempo)
Que llena cada espacio en mi cuerpo, (un cuerpo tan vacío como su mente, huérfano de tus amores)
Como duele este silencio de amor (al menos unas palabras, unas simples palabras, que serían como un oasis en el desierto...)

Como duele este silencio (... o quizás se conviertan en la tormenta de arena que termine de destruír mi ciudad de cristal.)



(Por más pestes que echase de él por famosillo y chulo, debo reconocer que tiene buena voz y que ha mejorado bastante desde que tiene nuevos letristas y compositores...)


miércoles, 12 de noviembre de 2008

Harta



Normalmente soy poética. Sutil. Metafórica. Porque en mi Cementerio sólo deseo bellos epitafios.

Pero claro, de vez en cuando hasta Yo estallo. Me canso. Se me agota la paciencia. Y así surgen cosas como hoy, que no estoy como para ponerme oscuramente lírica.

Hoy simplemente estoy a punto de reventar, y no precisamente de tristeza o de dolor, como suelo escribir por aquí. No señores, hoy estoy que muerdo de la rabia. Y resulta francamente irónico que la mayor fuente de esa ira sean los mencionados en el post anterior.

Si es que no puedo... si me pongo una máscara y me muestro segura de mi misma, siempre sonriente y con una palabra de ánimo, la gente se enfada por mi máscara. Si me muestro a cara descubierta, la gente se aprovecha de mi vulnerabilidad y cualquier cosa me hace daño. Soy la persona libre más presa del mundo, porque tengo que medir cada gesto y cada paso que doy, cada palabra que digo, para no herir corazoncitos.

Y vale, los entiendo, he estado y en cierta manera estoy en su lugar, pero seamos sinceros. No es justo. Es hasta egoísta. La gente te dice cosas que saben que te van a poner en una situación incómoda o en un compromiso, o aún peor, que saben que te están obligando a hacerles daño, sólo porque si se confiesan se sienten mejor. ¿Y nosotros, qué? ¿No piensan en como nos sentimos? ¿Es que creen que disfrutamos de estar en esa posición, que disfrutamos de hacer sufrir? Por favor. Eso es conocerme muy poco.

Y lo peor de esos temas es que haga lo que haga meteré la pata y alguien se sentirá ofendido y dolido. Digo verdades y la gente cree que miento o que intento salirme por la tangente. ¿Tan difícil es entender que trato de dejar clara mi respuesta pero de manera delicada? La opción de ir a bocajarro y prácticamente retorceros las entrañas con una sonrisa está ahí y no la escojo. Preguntaos por qué.

Si soy libre, dejadme ser libre. Respetad mis decisiones igual que yo respeto las vuestras y tenedme consideración. Cuando vosotros falláis, ¿os echo la bronca? ¿Os doy el sermón? ¿Os machaco?

No, ¿verdad? Porque yo soy esa pobre idiota que todo lo perdona y siempre suelta un "No, tranquilo, no te preocupes" con una amable sonrisa. O un "Sé feliz", cuando por dentro ardo en deseos de verte sufrir como yo sufro por ti. Que nunca piensa mal de la gente y que si le dicen que no puede ir porque no hay sitio o que alguien no puede venir porque está ocupado con algo, se lo cree sin ponerlo en tela de juicio ni sospechar ni malpensar. Y si alguien insinua que es mentira, ni me molesto en escucharle. Cuando una persona dice que no puedes ir, o que ella no puede acudir, sus razones tendrá, y no está bien presionar a alguien sobre sus decisiones privadas. Debe de ser por esa bondad estúpida mía que la gente que más quiero se libra de mí muy fácilmente cuando ya no me necesita. Claro, como siempre estaré ahí cuando quieran volver...

Eso no volverá a ocurrir. No volveré a ser el juguete ni el pasatiempo de nadie.

Ni tampoco seguiré amargándome y llorando por situaciones que no está en mi mano solucionar, Yo ya hice lo que tenía que hacer. Y ya puede la gente protestar, pero Yo soy como los robots de Aasimov: en una situación en la que el daño es inevitable, calibro los daños y escojo el menor posible. Si no queréis verlo, allá vosotros. A mí dejadme tranquila.

Meteoslo en el cráneo: YO SI VOY CON MIS AMIGOS ES PARA PASARLO BIEN. No me importa escuchar los problemas de otros y entristecerme por ellos a causa de mi empatía, pero no paso de ninguna manera que mis amigos me digan lo que debería hacer o como debería comportarme, o que me echen el sermoncito. Para eso ya tengo a mis padres y a mi propia conciencia, gracias.

Así que estoy viendo dos opciones: tomarme un retiro del mundo social hasta que la cordura decida darse un paseo y repartirse por ahí, o limitarme a quedar sólo para partidas, eventos y similares. Ah, y el MSN quedaría cerrado para todo lo que no fuese charla intrascendente o impersonal.

Porque si Yo acepto a la gente tal y como me viene sin decirles nunca nada malo ni sermonearla, exijo lo mismo.

Porque hasta a mí se me termina la paciencia.

Y ya estoy harta.




(Un arranque de cólera como cualquier otro, pero tampoco os lo toméis a impulso del momento...)

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Amigos



La vida trae acontecimientos. Unas veces son imprevisibles, otras predecibles, pero una cosa jamás falla: la rueda gira y gira, y siempre trae consigo nuevas vivencias en cada vuelta.

La lobo lo sabe. Y también sabe que mucho tiene que agradecer a que siempre que hay un giro tiene a sus amigos con ella.

Los quiere mucho. Quizás por eso precisamente entre ella y ellos tienen tanta capacidad de hacerse daño mututamente sin pretenderlo. Pero el bálsamo de la confianza y el respeto a la libertad de cada uno de ellos puede cicatrizar esas heridas.

Los recorre con la mirada. El dragón grulla y el pájaro de fuego revolotean sobre su cabeza, a veces lejos, a veces cerca, siempre ahi. Los lobos de la manada de Brigantium aullan bajo ellos, aguardando una próxima reunión de clan. Cuantas veces le han ayudado a levantarse.

El genial Comando de los Bichos, con su líder a la cabeza. Compartir risas con ellos e intercambiar confidencias, ya sea con el pájaro oscuro o con su pareja, es una de las cosas que más animan.

Los lobos de Cilenia, entre ellos el mago bardo, el lobo marino, el ilusionista y muchas otras crituras sin definir todavía, que le han regalado bellas tardes y noches de agradable charla, divertido rol y montones de diversión.

El troll y el dragón demonio de Pontus Veteris, junto con el veterano, el pequeño demonio mayor, las hermanas del dragón y muchos otros. Verles es una garantía segura de que lo pasará como nunca. Simbolizan risas, rol y desenfreno. Con ellos jamás ha tenido una mala palabra.

La pequeña ánade testaruda y su mejor amiga hablan más cerca de ella, pues su vivienda se sitúa en la misma zona, así como la criatura esmeralda. Y no son pocas las horas que pasa con ellas, hablando, riendo y exhalando humo mezclado con recuerdos.

La princesa canina de ojos pálidos, con su sonrisa y su amabilidad.

El gran lobo que desde hace años la escucha y consuela, siempre presente con una sonrisa amable, con su eterna calma contagiosa y con sus patas dispuestas a cobijar su cuerpecillo (pues junto a él la lobo, de normal grande, se siente pequeñísima) lloroso y helado por el frío en un abrazo fuerte.

La serpiente, protectora hasta el extremo, consejera, a veces administra mordeduras de realidad que compensa con una comprensión sin límites y un gran cariño hacia su, podríamos así decirlo, hijita y hermanita.

El felino, do quiera que esté, no importa lo poco que lo vea, porque se ganó un profundo hueco en su corazón.

La que fue tantas criaturas que a día de hoy ignoro con cual se identificará más, aunque parece querer mucho a los erizos. Un corazon de oro y una amistad que los años nunca han conseguido que olvide, aunque ahora esté lejos, muy lejos, en las Tierras del Norte Germano.

Y el águila. Pese a todo. Y sin saber muy bien por qué. Aunque quizás debería incluirlo en una categoría distinta.

Son tantos que quizás la lobo no terminaría de nombrarlo así tuviera una vida entera para dedicarla a esa tarea. A sus ojos forman un cuadro heterogéneo de colores, voces, aromas, rostros y tactos.

Un cuadro que le agrada.

Dedicado a todos vosotros, porque a veces me hacéis llorar lágrimas amargas, me desesperáis o me enfurecéis, me traéis de cabeza o me chincháis sin fin, pero qué demonios.

Todo eso merece la pena sólo porque un simple momento de risas con vosotros me permite cruzar una eternidad de dicha y ánimo.

Porque os quiero, maldita sea. Sois la familia que he elegido.

Por vosotros.