Toda historia tiene un principio...


... y esta aún no ha llegado a su final.

Pero para entender el Ahora, debes conocer el Ayer.

En esta crónica plagada de claves, de secretos, de metáforas, simbolismos y sueños, sólo quienes comiencen el viaje desde el mismo punto en que se inició lograrán comprenderlo.

Toda historia tiene un Principio. Comiénzalo.




lunes, 30 de agosto de 2010

Decepción



"Ah, frágil Alma Condenada, de nuevo saboreas el frío acerado del dolor... ¿cómo es posible que aún no estés acostumbrada a su sabor? Realmente eres de cristal, como tu Rubí hecho pedazos. Es tan fácil quebrarte para dejar salir a la que aguarda en tu interior, a la que fríamente mira a quienes te rompen al tiempo que ignora sus palabras..."

La Sombra del Trovador suspiró mientras la veía cincelar aquel cúmulo de piedra con una sonrisa demente, en tanto que los demonios, duendes y espíritus se agazapaban por los rincones. En la oscura arboleda, sólo dos esferas brillaban: las más antiguas. Todas las demás estaban apagadas como flores marchitas, carentes de brillo y empequeñecidas.

Ella tallaba con verdadera ansia y anhelo. La figura resultante sería hermosa.

El Trovador se acercó de forma renuente, portando en sus manos el objeto maldito que ella le había encargado.

"¿De verdad están tan mal las cosas como para que tengas que recurrir a este extremo?" preguntó con tristeza.

"Tengo que hacerlo. Vosotros no podéis ayudarme esta vez. Nada nacido de mi ser puede."

Dejando de lado martillo y cincel, tomó la pequeña caja de música que la Sombra había forjado siguiendo su magia y se aproximó a su estatua.

Y, como si la piedra no fuese más que una nube, incrustó la caja en su interior.

Los ojos se animaron, los brazos se tendieron para cobijarla, la voz susurró.

Acurrucándose en aquel abrazo fuerte que daba la sensación de no querer soltarla, el Alma Condenada suspiró y sonrió. La Sombra quiso llorar.

"Solamente te abrazará y susurrará... no puede aportarte nada más."

"Pero eso es lo único que necesito y que no he podido obtener de los demás... el verdadero cuidado de mi tristeza."







Estando con ellos,
nunca te has sentido tan sola,
tan herida,
tan incomprendida,
tan ahogada y asfixiada
por el dolor y la rabia,
tus defensas más frías
son altas murallas
que ellos odian
porque impiden su cruzada.
¿Es inexpugnable tu corazón?
La mano extendida
en busca de ayuda
sólo recibe golpes,
eterno error
es creer que tu juicio
siempre será mejor,
que tu manera de hacer
es la correcta,
y no escuchas lo que el otro
realmente necesita.
¿Es ayuda menospreciar el dolor?
Egocentrismo
es la clave
la palabra que define
ese sinsentido;
forzar la naturaleza,
querer ser como dioses,
cambiar el alma de alguien
siempre recibe un castigo:
no conseguirlo.
¿No lo entendéis?
No es eso, es no querer
porque quizás la amistad no vale tanto la pena
como para tener consideraciones con ella;
tomar el camino fácil
es más tentador que el sendero
lleno de dificultades
que es la delicadeza,
el esfuerzo, la atención,
el no tomarse a broma su tristeza
ni convencerse de no reírse de ella.
¿Qué puedo decir yo?
Tantas veces,
tantos encuentros,
tantas personas
fallando la única prueba
que hace que retome
mi búsqueda eterna
de quien llenará el único hueco
que yo no puedo colmar sola;
realmente
es una vieja historia...
¿Cómo llamar a esta amargura vieja y conocida, a la muerte de las expectativas y la ilusión?

Decepción.


(Cuanto más quieres a las personas, más daño pueden hacerte, pero lo peor es cuando se convencen de que matándote de dolor y soledad interna te están haciendo un favor y ayudándote... eso sólo lo hace peor. Por más que forjes el cobre, nunca se convertirá en acero: creer lo contrario sólo te convierte en el martillo que con suma satisfación golpea hasta romper lo que pretendía endurecer sin hacer caso a los gritos metálicos de dolor...)