Toda historia tiene un principio...


... y esta aún no ha llegado a su final.

Pero para entender el Ahora, debes conocer el Ayer.

En esta crónica plagada de claves, de secretos, de metáforas, simbolismos y sueños, sólo quienes comiencen el viaje desde el mismo punto en que se inició lograrán comprenderlo.

Toda historia tiene un Principio. Comiénzalo.




jueves, 22 de octubre de 2009

Tristeza


"No te ahogues, Alma... no te ahogues..."

Fina lluvia cristalina, húmeda y afilada como miles de agujas cayendo desde la Nada, cielo de ausencias gris plata. Todo el Cementerio recibe sobre sí la caricia del agua, fría, penetrante. Los árboles se empapan.

Y todos sus habitantes, juntos en el Árbol de las Esferas, hacen de vigías a la figura empapada envuelta en ropas negras y ovillada junto al epitafio. Sus cabellos chorrean, su piel se enfría y humedece.

En un coro de armonías, sus esencias la conminan.

"No te ahogues, Alma mía... no te ahogues..."





Dolor sordo, calmado,
casi domesticado,
los ángeles no lloran
y acumulan en su torso
una opresion, un murmullo
de amarga decepción.
El llanto sería la solución.
Ahoga, encierra, enclaustra,
la mejor prisión
es uno mismo y sus esperanzas,
rotas o incompletas
o selladas.
Segunda piel, fría y húmeda,
se ciñe al cuerpo,
se fusiona con el alma,
se apodera de todo
dejando una estela helada,
dejando Nada.
Me cuesta respirar
bajo esta pesada carga
que habita en mi pecho
y se desvela en mi mirada,
mi mente inundada
clamando por piedad
que cese el daño,
y no logro llorar.
Extraviada, aislada, esquiva,
ausente, vacía, perdida,
sólo queda mi orgullo
para esconder mi Tristeza
.



(Ojalá pudiera culpar a alguien de mi estado, pero la culpa es únicamente mía... no aprendí a ser egoísta sin sentir remordimientos, y ahora es muy tarde para empezar a serlo...)

lunes, 5 de octubre de 2009

Viento helado



Hace frío. Un frío que penetra en los huesos. Que hiende la piel, desgarra las venas y encoge el corazón.

Porque no es un simple aire, ni tampoco algo de que el Alma Condenada se pueda abrigar. Ese frío nace en su interior, de él proviene y en él arraiga. Es el frío de la tristeza, y de la soledad.

Porque en su cementerio, está sola. Duendes, espíritus, ángeles, demonios, incluso el Trobador, no dejan de ser emanaciones suyas, más... ¿qué otra criatura de carne y sangre, de hueso y de alma, ha penetrado jamás en su reino, desde los tiempos en que la esfera brillaba?

El Alma Condenada anhela un sentimiento que ya no está a su alcance, que parece rehuirla. No es fácil hacer latir su corazón.

Y los corazones que no laten no viven.

A ella le da igual. Hace tiempo que perdió su corazón, que su pecho esta vacío, que se contenta con su Rubí incrustado, vano amago de la joya que en su noche poseyó. No se puede recuperar lo perdido, y en el juego más peligroso el Alma Condenada perdió su apuesta.

"¿Dónde estás? ¡Te necesito!"

Vuelve a sentir frío. Vuelve a sentir terror cuando la noche se acerca. Vuelve a temer a la hora de Morfeo.

Sueños, sueños, sueños... de los que nunca escapará.

Hace frío.

Y el Alma Condenada sólo puede desear.


(¿Es burla intención o desdichada casualidad que utilices los mismos días que yo noches para escribir mis lápidas al más allá?)