Creatividad

En un cielo polícromo de enloquecidos astros brillan las luces del Norte como ráfagas de la magia. Hay fuegos artificiales, música y danzas, el Cementerio convertido en un caótico bazar irreal, despliegue de maravillas.

En algún lugar, un cpomplejo mecanismo de cientos de brillantes engranajes entona su mecánica melodía en un proceso complejo, lleno de destellos de luz de oro y chispas brillantes.

Y de esa efervescencia de la que todo el Mundo de Ella se hace eco, una mano invisible talla una lápida...

Cascada de palabras,

borboteantes matraces,

sinfonía de sonidos

en nuevos compases,

mil imágenes en torbellino,

cien estrellas fugaces

que hacia mil direcciones

trazan sus viajes,

bandada de mariposas

oníricas e irreales,

ideas que sin fin rotan

como locos engranajes,

constantes y a todas horas

se despliegan los mensajes

de la mente enfebrecida

de la que manan, salvajes,

cientos de maravillas.

Hay etapas que las musas deciden inspirarte todas juntas, y un sinnúmero de planos, diseños e ideas me asaltan incluso en sueños, y una compulsión extraña parece apoderarse de mis manos, que tiemblan de impaciencia por llevar a cabo los delirios de mi imaginación.

Esa inspiración desbocada, esa ansia creadora... tiene un nombre.

Creatividad.

(En estos últimos giros lunares no tengo un segundo de respiro... mi mente no para de presionarme con mil iniciativas, y no puedo dar salida a todas a la vez... paciencia, alma mía, pues con tiempo todo se logra, y se va construyendo...)

Sin palabras

Así, sin más. Y es que a veces las palabras no bastan para definir algo, no importa cuan excelsas sean la retórica y oratoria del usuario.

Porque si puedo poner en palabras el tesoro que ahora tengo, es que no lo valoro lo suficiente. Como una vez escribió una gran autor, el silencio es el mejor heraldo de la alegría. Y funciona, al menos en mi reino.

El Árbol crece. Las esferas crecen.

Luminaria pagana que arderá en el Rubí de mi Cementerio.

(Ahora entiendo a los que dicen que la inspiración se nutre de sentimientos oscuros, y que los brillantes la enmudecen... o tal vez sea que este sentimiento me sublima tanto que devora hasta mi inspiración... sea como sea, aún tengo que descubrir como tallar las palabras a un nuevo ritmo...)

 

Del lejano Norte...

Yo, Alma Condenada, regreso al hogar. Vengo de más allá del Norte, vengo del espejado reflejo de mi tierra natal. Tan similares, y a la vez tan diferentes... pero su increíble parecido atrapa mi corazón en un puño de nostalgia. El lejano Norte me ofrece una imagen tan familiar...

Muchas cosas traigo de allí, materiales e inmateriales. Imágenes. Recuerdos. Experiencias. Sueños. Pesadillas.

Pero la más importante la guardaré por siempre en mi Cementerio, cristalizado en una joya exquisita. Brilla con destello metálico, pero no es plata ni acero. Engarzadas, piedras azules, pero no son zafiros, aguamarinas ni lapislázuli.

Mi tesoro más preciado, tan sólo una palabra.

Un nombre susurrado.

Kobalt...

Es sólo un sueño. Sólo una ilusión.

Fui cobarde. No me atreví a preguntar. No osé decir ni mostrar.

Y ahora sólo me queda el recuerdo, el suspiro y el deseo.

¿Podré soñarlo? ¿Podré recordarlo?

¿Podré olvidarlo?

Temo no ser más fuerte que mi propio Rubí. 

En tierras del lejano Norte, en el espejo de mi hogar, un nombre susurrado.

(Existen sueños que es mejor no soñar... porque puedes perderlos para siempre, o pueden exigirte un precio que no puedes pagar... y el recuerdo siempre es más bello que la realidad...)

Cielo azul

Ha pasado tanto tiempo... el Cementerio está silencioso bajo la tenue luz de las velas. El Alma Condenada pasea serena, los pies descalzos susurrando contra las piedras. Sigue madurando, y a veces el torrente en que su existencia se ha convertido la arrastra lejos de su amado reino.

Más nunca lo olvida. Sería como olvidar su corazón.

A pesar de su serenidad, se siente triste. Porque hay cosas que ahogan su espíritu. A veces se cansa de luchar, a veces la densa cubierta de nubes es demasiado gruesa para penetrarla, a veces la apatía gana la partida y la desesperación hace de ella su feudo. Demasiada responsabilidad para quien dispone de tan escaso poder, un poder que va mermando con el tiempo.

Le falta energía. Le falta un refugio donde descansar.

Y lo único que necesita es la luz de un cielo azul...

 

Cielo azul,

hogar del viento,

tan esquivo en mi reino.

Celeste quietud

que evoca la eternidad,

inalcanzable fragilidad.

Océano de zafiro

besando los horizontes

donde el Sol se esconde.

 Espacio aguamarina,

inspirador de mitologías

y fuente de luz, de energía.

Mi firmamento glauco...

demasiado tiempo sin verte

mi alma marchita. Es la muerte.

Cuando todo me ahoga, cuando me siento oprimida, me falta un cielo azul, libre de toda barrera, que me haga sentir los profundos espacios que esconde, la energía que atesora y transmite. Y tan sólo ese mismo cielo puede sanarme, arrancarme del lento deslizamiento hacia la nada gris, y renovar mi espíritu.

Ha sido demasiado tiempo.

Pero basta con ver el cielo azul para que mis ojos se pierdan en su inmensidad y mi espíritu encuentre la calma, mi cuerpo se relaje y mi mente se serene, mientras mis escritos y palabras van formando la semblanza del sendero recorrido. 

Basta con un cielo azul para que no quiera mirar atrás, sólo hacia delante.

(La falta de luz solar, de verdadero verano y de calor ha minado mis fuerzas... y si ahora no las recupero, si no recargo ahora mi alma y mi cuerpo, no tardaré en quebrarme bajo el peso de mi propio agobio interno... energía, te necesito...)

 

The maid that sold her barley

Bajo la Luna de Beltane, el Alma Condenada danzará descalza con el ángel hecho carne y hueso.

Doncella de Mayo, avatar de la Diosa.

De niña a mujer.

De mí a Yo.

Y en esta melodía, tiempos antiguos me acunarán, tiempos míticos me transportarán a épocas y mundos que no fueron pero que debieron ser. Lugares donde las palabras honor, lealtad, deber, coraje y sabiduría realmente importan. Reinos de la magia.

Sona Beltane Oíche.

(La música es la señora de mis dominios en los últimos tiempos, lo sé... tal vez porque soy un alma cuya inspiración no se alimenta de alegrías, o tal vez la música sea el mejor heraldo de cómo me siento ahora... sea como sea, mi voz me proporcionará la canción que danzaré este Beltane...)

Mi noche del año (por quinta vez)

 

Te he encontrado. Me has encontrado. Ying y yang, el lobo oscuro dorado y el lobo blanco dorado. Azul contra ámbar. Y aullidos a coro hacia nuestra Luna Llena.

Veinticinco giros del sol, un cuarto de siglo. Soy mujer y soy niña, y soy quien he sido y seré.

En años pasados hablaba de heridas que nunca se cierran, que dejan cicatriz, de momentos brillantes como joyas, llenos de magia, de mi Rubí y de mi crecimiento. Son cosas que siempre tendré. Experiencias que toda mi existencia viviré. Pues si algo me ha enseñado la experiencia, es que lz y sombra son inseparables, y la existencia de una hace que la otra se vea más claramente y más hermosa.

Y contemplo con amor a mis progenitores y a mi grande, amplísima manada de seres queridos.

Y a tí, que tienes mi Rubí.

Mi espera ha finalizado este año.

Feliz noche natal, Alma Condenada.

(Sueña siempre los sueños del presente, y no te preguntes cuando llegará el alba... porque así quizás nunca llegue, y soñarás la magia por siempre...)

El Libro de las Sombras

Rutilantes estrellas. Luna creciente, como una sonrisa, como una cuchilla curva. Cielo de nebulosa, colores cambiantes, como un baile de espectros. Algo vibra en el aire.

El ángel de piedra tallado se hizo carne y sangre, la Sombra sonrió, la Lobo danzó en las praderas lunares.

Y Yo, Alma Condenada, sonrío a los cielos.

Este es mi Libro de las Sombras, y adonde me lleve, me dejaré guiar...

Porque este Cementerio es el libro, las lápidas sus páginas.

Es fácil saber quién es el dios que vació su alma en el con letras de dolor y océanos de amor.

Mis palabras, mis versos, son los hechizos.

Mis Esencias, los espíritus que aquellos que saben leer este Libro pueden despertar.

Y tú... sabes quien eres.

(Llévame... un ángel se robó hoy mi inspiración, y sólo puedo recordar esta canción una y otra vez... llévame... porque quiero tenerte junto a mí...)

Phantom of the Opera

En mis sueños, llámame en mis sueños...

Llévame a tus sótanos secretos y arrulla mi alma...

Estás en mi mente, hechizándola como un poderoso narcótico...

¿Estarás algún día en mi realidad?

¡Cantaré para tí, seré tu ángel de la música!

Tan sólo debes llevarme contigo a través de tu espejo...

... ven a buscarme.

(Soñar sigue siendo gratis... y suspirar por los oscuros antihéroes de los cuentos también. ¿Cuantas veces tendré que cantar ante el espejo para ver una máscara a través de él?)