Toda historia tiene un principio...


... y esta aún no ha llegado a su final.

Pero para entender el Ahora, debes conocer el Ayer.

En esta crónica plagada de claves, de secretos, de metáforas, simbolismos y sueños, sólo quienes comiencen el viaje desde el mismo punto en que se inició lograrán comprenderlo.

Toda historia tiene un Principio. Comiénzalo.




domingo, 19 de octubre de 2008

Otoño



Cielo de plata. Alfombras de oro viejo en polvo que adornan las silenciosas avenidas de mármol blanco. Bancos del mismo material con algunas hojas secas, las mismas que componen las cubiertas del suelo, sobre ellos. Un viento tibio revolotea. Y el Alma Condenada pasea y escucha.

El aire lleva pergaminos escritos, ligeros como plumas, con palabras de otros mundos secretos, como su cementerio. En uno de ellos lee acerca del Otoño y su belleza.

No puede hacer otra cosa que estar de acuerdo.

Ahora que los sueños la confunden en sus noches bajo el yugo de Morfeo, ahora que en sus visiones oníricas ave y felino osan aparecer reflejados como era antaño, haciendo que su corazón derrame silenciosas lágrimas de recuerdo y frágil hielo, ahora que le acechan en el único rincón del que no puede escapar, su propio subconsciente e inconsciencia, lo que el Otoño ha simbolizado siempre para ella y para su rubí es un bálsamo en las heridas.

Que no cierran, pero cicatrizan.





Calma,
serenidad,
reflexión,
melancolía,
pausa,
aceptación,
envueltos en cálidas mantas
suaves pensamientos que flotan
con pereza entre nubes de vapor,
ante una infusión cálida
y una buena conversación
en jardines de joyas pardas
y cielos de acero y algodón,
vientos de aroma a lluvia
y rayos fríos del Sol
que nos regalan tardes
de amistad y de reunión
ante el calor de una hoguera,
de un hogar con corazón,
de viejas historias
y alguna triste canción,
tiempo de madurez,
de recuerdo,
de mente y de psique,
de Amor.



(Porque tuviste y tienes el poder de convertir mis otoños en felicidad o dolor... ¿de qué será ahora el tercero?)

domingo, 12 de octubre de 2008

Amar y ser amado



Hoy, me he sentado a pensar sobre mí, y mi actitud en los últimos días. Llevo un tiempo envuelta en una laxitud extraña, en una especie de velo de tristeza resignada y en un frenesí de descontrol.

Yo achacaba la culpa a mis hormonas. Estaba convencida de que tenían la culpa, en ello me escudaba, y seguía sonriendo como siempre. Pero las brumas nunca duran demasiado, pues basta que el Sol las disipe, y así, las mías han desaparecido con la luz de la reflexión.

No son mis hormonas, como yo creía, aunque parte de la culpa la tienen. No es que extrañe el deseo.

Es amar, y ser amada. Eso es lo que extraño.

No quiero dar pie a equívocos con mis palabras. No pongo en duda ni por un segundo que hay personas que me aman. Sé que las hay. Igual que hay personas a las que yo amo.

Pero no confundamos el amar con el querer. Y aquí se da la casualidad de que soy amada, pero no amo, y amo sin ser amada.

Es algo difícil de explicar, y quizás aún más difícil de entender, pero a veces, ser amada no es suficiente. Amar no es suficiente. Necesitas ambas, y ése es mi problema.

Deseo amar a alguien que me ame de la misma manera. Deseo ser amada por alguien a quien yo ame igualmente. Hecho en falta aquellos paseos con una presencia cálida y cercana a mi lado, a la que igualmente yo le proporcionaba amor y confianza. Esas tardes que pasaban volando y al mismo tiempo eran interminables, esas miradas que decían más que mil palabras. Esos detalles sencillos y cotidianos, esos "Te quiero" sin venir a cuento, simplemente por necesidad de decírselo al otro, esos momentos en los que un abrazo bastaba para ahuyentar cualquier duda, cualquier dolor.

Desde su marcha, jamás volví a tener eso. Tuve y tengo amistad, deseo y comprensión, pero no esas pequeñas tonterías propias de dos enamorados ebrios de felicidad y con mundo aparte sólo para los dos.

Únicamente dos personas pudieron llegar hasta el lugar más recóndito de mi alma. Y ahora, ninguna de ella está a mi lado y nadie ha vuelto a hoyar los senderos que ellos pisaron.

¿Por qué? ¿Por qué no pudisteis amarme? ¿Por qué no pudisteis seguir amándome?

Porque, pese a todo, yo os amé y os amo.

Y tarde o temprano, volveré a amar y a ser amada. Eso espero.

Dejemos actuar al tiempo.



jueves, 9 de octubre de 2008

A gritos de esperanza



A veces, la posibilidad es la fuerza más grande. A veces, el "quizás" es la palabra clave.

Con un sentimiento indescifrable, mezcla de nostalgia, anhelo y deseo, el Alma Condenada escucha cantar a la sombra de un esquivo trobador, que acaricia con delicadeza las cuerdas de su guitarra y le regala melodías.

Y acariciada por las notas, el viento susurrante, las suaves hojas que caen formando una alfombra de oro viejo y los susurrantes velos negros que la envuelven, sueña que ese Trobador tiene un rostro amado, y un corazón amado.

Porque la posibilidad nunca muere. Y quizás, algún día, ese Trobador posea un nombre que los labios del Alma Condenada pronunciaron.

Y mientras tanto, sigamos llamándole Alex. Gracias por esas canciones que has regalado al mundo.





A pesar de que la luna no brille mañana
me dará igual, pues solo el verte reí­r
es lo que me hace feliz, mi alma.

Y es verdad que una mirada distinta
o algun gesto mas frío, se clava
en mi pecho la daga del desconcierto
pero amor, ahí­ esta la magia.

Ahora que te veo niña ya te echo de menos
no imagino mis heridas si algún día te vas lejos
Quería, por esto...


Que si preguntan por mí­, no les digas donde fuí
Que tu alma sea fuerte, y cuando mires hacia el frente
no recuerdes todo lo que no te dí­.

Y es que quedan tantas cosas por contarte y que me cuentes,
tantos ratos y pasiones por vivir,
a tu lado, oh, mi vida, a tu lado.


Y ojalá, que nuestros ojos sí brillen, mañana
y que tu voz siga pidiéndome a gritos amor,
a gritos de esperanza.

Ahora que te tengo no pienso perder el tiempo
ni perderme por mi absurdo ego ni un solo momento.
Se esfuma... el miedo.


Y si preguntan por mí­, no les digas donde fuí
Que tu alma sea fuerte, y cuando mires hacia el frente
no recuerdes todo lo que no te dí­.

Que tu luz brille por siempre porque tú te lo mereces,
Y perdona si algún día pretendí
que no fueras, oh, tu misma.

Y si preguntan por tí­, solo diré que te ví
en mis sueños una noche
y sólo sueño desde entonces
para verme cada día junto a tí­.

Y es que quedan tantas cosas por contarte y que me cuentes,
tantos ratos y pasiones por vivir,
a tu lado, oh, mi vida, a tu lado.



(¿Soñará con el Alma Condenada como ella sueña con él?)