El Alma Condenada danza bajo la Luna. Un espíritu indómito hoy la anima, y las músicas de su tierra natal, compuestas de viento susurrado y cabellos acariciados, de magia y eras pasadas, la incitan a bailar vestida con su prístino traje blanco de luz lunar.
Siente. Disfruta. Se adentra. Hoy quiere divertirse con sus tres amantes.
Porque el Alma tienes tres amores eternos que sólo poseerá en tanto todos los puedan tener. Jamás podrán ser exclusivamente de ella, pero lo comprende, lo acepta y aprovecha cada momento que pasa con ellos, que no son pocos.
Sosteniéndola, la primera de los tres. Es una casta joven de vestido verde y capa gris plata, con curvas bien definidas y unos brillantes cabellos azules que adorna con perlas blanca y una diadema arenosa de oro. Nunca se cansa de mirarla. Nunca se cansa de quererla. Su primera amante se llama Galicia.
Acariciando sin rubor su cuerpo entero, el segundo. Resulta difícil describir su forma, su aspecto, pero sí sabe que su tacto es ligero y sutil, a la vez que contundente, y fluye entre sus manos. Viste de azul, de turquesa, de gris tormenta, de verde, de negro e incluso de ningún color. Su caricia es eterna. Su abrazo constante. Su segundo amante se llama Agua.
Desde una leve distancia, el tercero. Extasiante, tan danzarín como ella, impetuoso, casi irrefrenable cuando inicia, imposible de tocar. La arropa, la roza, con besos tan ligeros como el aleteo de un ave nocturna. Él se atavía con oro, con rojo, carmesí, violentos anaranjados, amarillos y un único zafiro cuajado de estrellas blancas en su centro. Cálido. Su tacto prohibido. Su fulgor derrota las tinieblas. Su tercer amante se llama Fuego.
Y es éste último el que la llena e inunda, porque su interior está en llamas y se transmite a su cuerpo. Son las llamas ocultas, los susurros del deseo.
Instinto, pasión, sacrifio convenido,
música veloz, rasgada, atormentada,
mi cuerpo ya no puede parar esta danza,
velas que no iluminan
oscuridad cómplice y desgarrada,
dos pieles que se rozan,
dos fuegos que se prenden,
dos almas entregadas al placer,
no pienses, siente,
no razones ahora, ¡no ahora!
Fluye la sangre, luna llena,
se disparan las emociones,
dientes clavados en carne palpitante,
manos que exploran un territorio oculto,
sensualidad, penumbra carmesí,
estallido, inconsciencia, desvanecimiento,
morir para resurgir,
descender a los abismos
para subir al cielo,
ardiente estío eterno.
Cómo resistirme a tu embrujo, cómo resistirme a tu llamada, hada Lujuria, amado Deseo.
(Una de las pocas batallas en las que la derrota es dulce y se comparte la victoria...)
3 comentarios:
Jo... yo sigo queriendo perder esa batalla contigo... Pero bueno, no me celo, disfrútala cuanto puedas :*
Gran texto el que has escrito, desde luego son tres grandes amantes, a Galicia y al fuego ya los conocía, y el Agua... creo que viniendo de ti no me ha sorprendido...
En cuanto a batallas perdidas o ganadas... prefiero seguir siendo vencedor... y más, como tu dices, cuando la victoria es compartida ;)
Cuando quieras echamos una batallita.
;-)
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