- ¿Conoces la frase "A donde vaya mi cuerpo, mi corazón lo seguirá"?-
La Sombra, el Trobador, asintió. Era una aseveración muy famosa.
- Pero ya no hay Rubí en tí.- señaló, certero.- Fue exiliado.-
- Sí, lo sé... tú lo expulsaste.-
- ... no lo lamento.-
El tono es desafiante a la par que seguro y sereno.
Yo, Alma Condenada, asiento y sonrío.
- No te culpo. Lo hiciste por Amor.-
- Entonces... ¿por qué...?-
- ¿... la frase?- la sonrisa se vuelve extraña, llena de matices imposibles de definir.- Porque... ¿qué crees que ocurrirá en el caso de que no haya un corazón?-
La Dama del Cuervo, dormida bajo el fresno, se despertó bruscamente. Llevaba ya un tiempo letárgica, y con alegría se entregó al sueño, pues en el fondo de su alma rogaba por no despertar jamás.
Pero el Rubí truncó sus deseos.
Pues fue su triste y desgarrador palpitar enfermo lo que la trajo de vuelta a la consciencia.
Y una vez, lágrimas de dolor regaron la tumba bajo el fresno...
(En cuanto menos te lo esperas, el recuerdo puede golpearte con toda su fuerza... y sólo puedes ahogarte o seguir luchando contra las aguas que amenazan con envolverte. Malditos recordatorios inesperados...)