Toda historia tiene un principio...


... y esta aún no ha llegado a su final.

Pero para entender el Ahora, debes conocer el Ayer.

En esta crónica plagada de claves, de secretos, de metáforas, simbolismos y sueños, sólo quienes comiencen el viaje desde el mismo punto en que se inició lograrán comprenderlo.

Toda historia tiene un Principio. Comiénzalo.




miércoles, 30 de junio de 2010

Tan sólo duerme...



Es curioso. Hay personas que, cuando se ven sobrepasadas por los acontecimientos, caen en la hiperactividad. Otras, en la concentración punto por punto.

Yo caigo en el sueño.

Es como si, de alguna misteriosa forma, mientras duermo mi mente equilibrase los datos, ayudándome a hallar un solución. Es un sueño tan inmediato, tan necesario... que no puedo resistirlo, y si trato de hacerlo, me empiezo a ahogar. Puedo lidiar con el dolor, la rabia o la pena, pero no con la decepción. Es un golpe demasiado caótico.

Por eso, sueño.

Tal vez el dulce calor estival se lleve en su brisa mi inquietud. Tal vez es cuando consigo ese breve lapso de tiempo perfecto, cuando parece que tengo toda la eternidad por delante y ninguna obligación programada... tal vez es simplemente que los sueños no te piden ninguna explicación. O tal vez sea la Luna, que me hace adorar su nocturno reino, donde las verdades se revelan lejos de la luz mentirosa del día.

No me gusta la sociedad en la que me ha tocado vivir, del mismo modo que no me gustan los cambios, las relaciones fugaces y vanas, el frío y el dolor.

Pero no os equivoquéis. Que no me gusten no significa que no los acepte con agotada resignación, aunque sólo sea por el conocimiento de que son inevitables. Pero aceptarlos no significa quererlos. No me gustan. Así de sencillo.

Por eso sueño. Porque es algo eterno. Siempre soñamos.

Tan sólo duermo... y sueño.




Haz del silencio tu escudo, tu refugio y tu muro. Te cansas menos que intentando defenderte hablando... y de todas maneras no te van a entender, porque no tienen la misma visión del mundo que tú.