El Alma Condenada se esconde entre las estatuas de los ángeles. Nadie debe oírla. Nadie debe verla. Porque se esconde para llorar, y eso es algo entre ella y su soledad.
Su llanto es rabia. Su llanto es tristeza. Su llanto es amor, y sueños desvanecidos.
Pero no busca compasión. Ni comprensión. Sólo desea, anhela, ruega. Ni ella misma entiende que su sentimiento sea más fuerte que su razón, pero es así, y debe cargar con ello.
Y en su interior, piensa que ojalá el águila que un día voló lejos comprenda lo que pretende transmitirle. Son palabras egoístas y pretenciosas, y ni siquiera son suyas, pero son las que su corazón le grita porque, realmente y como a nada ni nadie, lo amó.
Inscripción robada a otro cementerio secreto, donde hace tiempo también se lloró por sentimientos.
Su llanto es rabia. Su llanto es tristeza. Su llanto es amor, y sueños desvanecidos.
Pero no busca compasión. Ni comprensión. Sólo desea, anhela, ruega. Ni ella misma entiende que su sentimiento sea más fuerte que su razón, pero es así, y debe cargar con ello.
Y en su interior, piensa que ojalá el águila que un día voló lejos comprenda lo que pretende transmitirle. Son palabras egoístas y pretenciosas, y ni siquiera son suyas, pero son las que su corazón le grita porque, realmente y como a nada ni nadie, lo amó.
Inscripción robada a otro cementerio secreto, donde hace tiempo también se lloró por sentimientos.
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido, desengáñate...
¡así, no te querrán!
(Restos de una rayada melancólica y de retazos de sueños, no sabría decir si recuerdos o proféticos...)
¡así, no te querrán!
(Restos de una rayada melancólica y de retazos de sueños, no sabría decir si recuerdos o proféticos...)
1 comentario:
Algún día las gotas de lluvia limarán la roca y diluirán esas inscripciones y por fin, entonces, no podrás recordarlas.
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