Toda historia tiene un principio...


... y esta aún no ha llegado a su final.

Pero para entender el Ahora, debes conocer el Ayer.

En esta crónica plagada de claves, de secretos, de metáforas, simbolismos y sueños, sólo quienes comiencen el viaje desde el mismo punto en que se inició lograrán comprenderlo.

Toda historia tiene un Principio. Comiénzalo.




martes, 25 de junio de 2013

Cielo azul



Ha pasado tanto tiempo... el Cementerio está silencioso bajo la tenue luz de las velas. El Alma Condenada pasea serena, los pies descalzos susurrando contra las piedras. Sigue madurando, y a veces el torrente en que su existencia se ha convertido la arrastra lejos de su amado reino.

Más nunca lo olvida. Sería como olvidar su corazón.

A pesar de su serenidad, se siente triste. Porque hay cosas que ahogan su espíritu. A veces se cansa de luchar, a veces la densa cubierta de nubes es demasiado gruesa para penetrarla, a veces la apatía gana la partida y la desesperación hace de ella su feudo. Demasiada responsabilidad para quien dispone de tan escaso poder, un poder que va mermando con el tiempo.

Le falta energía. Le falta un refugio donde descansar.

Y lo único que necesita es la luz de un cielo azul...




Cielo azul,
hogar del viento,
tan esquivo en mi reino.

Celeste quietud
que evoca la eternidad,
inalcanzable fragilidad.

Océano de zafiro
besando los horizontes
donde el Sol se esconde.

 Espacio aguamarina,
inspirador de mitologías
y fuente de luz, de energía.

Mi firmamento glauco...
demasiado tiempo sin verte
mi alma marchita. Es la muerte.

Cuando todo me ahoga, cuando me siento oprimida, me falta un cielo azul, libre de toda barrera, que me haga sentir los profundos espacios que esconde, la energía que atesora y transmite. Y tan sólo ese mismo cielo puede sanarme, arrancarme del lento deslizamiento hacia la nada gris, y renovar mi espíritu.

Ha sido demasiado tiempo.

Pero basta con ver el cielo azul para que mis ojos se pierdan en su inmensidad y mi espíritu encuentre la calma, mi cuerpo se relaje y mi mente se serene, mientras mis escritos y palabras van formando la semblanza del sendero recorrido. 

Basta con un cielo azul para que no quiera mirar atrás, sólo hacia delante.


(La falta de luz solar, de verdadero verano y de calor ha minado mis fuerzas... y si ahora no las recupero, si no recargo ahora mi alma y mi cuerpo, no tardaré en quebrarme bajo el peso de mi propio agobio interno... energía, te necesito...)