Toda historia tiene un principio...


... y esta aún no ha llegado a su final.

Pero para entender el Ahora, debes conocer el Ayer.

En esta crónica plagada de claves, de secretos, de metáforas, simbolismos y sueños, sólo quienes comiencen el viaje desde el mismo punto en que se inició lograrán comprenderlo.

Toda historia tiene un Principio. Comiénzalo.




lunes, 29 de octubre de 2012

Debilidad



 Viento ululante en el Cementerio esta noche. Es parte de la orquesta; sus compañeros: la lluvia incesante y los crujidos de las ramas de los árboles. Noche desapacible, pero pese a todo tranquila. Por una vez, la Naturaleza impone su ley a un clima gobernado por la férrea voluntad del Alma Condenada.

Hoy quizás menos férrea.

Pues en el corazón de un panteón, rodeada de estatuas portadoras de faroles y antorchas que derraman una suave luz, acurrucada en un nido de cálidos tejidos y ricas telas, el cuerpo febril vestido en blanco de Luna Llena duerme un sueño agotado.

La Sombra, el Trobador, siempre vigilante, vela su estado. La preocupación le es desconocida, pues sabe que Ella está bien, tan sólo su cuerpo acusa la lucha contra la afección. Ningún peligro la acecha.

Ninguno, salvo la siempre odiada debilidad...





Un cuerpo desvanecido,
exhausto, adolorido,
que no puedes controlar,
que sientes ajeno,
frágil, ligero,
a punto de colapsar.

La mente desconectada,
la piel, o fría o cálida,
el dolor se hace sentir
en un torso anegado,
en pulmones encharcados
que incitan a sucumbir.

La más nimia acción te agota,
el aliento se entrecorta
y el aire parece arder;
jadeante estado enfermo,
lentamente te vas durmiendo
en un falso perecer.

Vulnerable por la enfermedad,
indefensa e inane, y sintiendo
mi notoria Debilidad...


(Odio estar enferma. Es un estado para el que no sirvo, puesto que yacer como un polluelo recién nacido y cansarme por dar tres pasos es algo que tortura mi naturaleza fiera. Pero a veces ocurre... y entonces, sólo queda resignarse, esperar y tomar las medicinas esperando mejorar...)