Toda historia tiene un principio...


... y esta aún no ha llegado a su final.

Pero para entender el Ahora, debes conocer el Ayer.

En esta crónica plagada de claves, de secretos, de metáforas, simbolismos y sueños, sólo quienes comiencen el viaje desde el mismo punto en que se inició lograrán comprenderlo.

Toda historia tiene un Principio. Comiénzalo.




viernes, 22 de enero de 2010

Soledad



Melancólica Alma Condenada... ¿nunca se acostumbrará a la decepción? Como si no la hubiera sufrido mil veces...

Pero qué se puede esperar de una soñadora, ¿no?

Y sin embargo, tan frágil. Cantando bajo el Árbol de las Esferas en un intento por evitar sentir lo que siente, se esconde, se protege. Está cansada. Ser una híbrida capaz de conciliar ambos extremos en una sola mente no es una bendición, porque pocos la entienden, y no logra encajar.

Aguardando otra alma, viviendo sin nadie más.






Aturdo mis sentidos
para olvidarla.
Es como caminar
por la vieja casa encantada
cuyos únicos fantasmas
fuesen el Silencio
y la Nada.

Su sabor
es frío y húmedo
como las cuevas de los susurros
donde sólo habitan ecos
de agua helada tintineando
contra sus paredes de mármol
y oscuridad nunca perturbada.

En esas frías noches
es cuando descubro
que al final, siempre falla,
que incluso el amigo
en quien más confiabas
desea algo
que no podrás darle jamás.

A tu lado
echas en falta
alguien a quien confesar todo
alguien con quien no tengas secretos
alguien
que sea un espejo
reflejando tan sólo lo que das

Sin pedir nada más
que lo que estás dispuesta a otorgar,
sin tratar de robar
sorbos prohibidos, amargos,
que te alejan
entre escalofríos.

Así la sientes,
entonces la sientes,
en esos instantes
donde nada hay,
donde sólo quedas tú
sin ruídos ni presencias.

Donde parece que estás en un cementerio
y seas la única viva entre los muertos,
existiendo en Soledad.


(La amistad no es suficiente para paliarla...)


domingo, 17 de enero de 2010

Aullando a la Luna



"Él no me ama. Lo sé. Lo he sabido desde el principio. Pero... saberlo y aceptarlo no son lo mismo."

La lobo reacomodó su cabeza sobre sus patas y suspiró. Estaba tumbada en la plataforma rocosa junto a la entrada de su cueva, y a sus pies, se extendía el Mundo de Ella. Podía verlo todo, a sus amigos, a su familia, desde su alto refugio de piedra.

Estaba triste. Y serena. Otras veces aquel paisaje había sido su esperanza, pero hoy, en su atardecer anaranjado cuajado de oros, le parecía que simbolizaba el Tiempo.

Nada permanecía, nada duraba, más allá de lo que ella misma había construído. Su cueva, su familia, no habían cambiado, pero... las criaturas que poblaban el Mundo de Ella eran erráticas y vagabundas. Iban, venían, a veces se quedaban largo tiempo, pero nunca permanecían. Hay que vivir la vida, decían para justificarse.

Eso a ella le molestaba. ¿Vivir la vida? ¿Qué significaba esa frase? ¿Que no se podía vivir la vida si no era solo? La lobo los veía ir de un lado al otro, como si les asustase quedarse mucho tiempo en algun lugar y enraizar. Los veía saltar de una persona a otra, como si una pareja fuese un obstáculo en vez de una bendición. ¿Qué vida podían vivir, reflexionaba, sin nadie con quien compartirla? ¿Con quien crear recuerdos y lazos que se mantuvieran y crecieran?

No se creía en posición de dar lecciones a nadie y no censuraba a sus erráticos amigos, pero la lobo opinaba que no vivían su vida. La malgastaban.

"Tienen miedo..." pensó para sí. "Alguien les dijo que tenían el mundo a sus pies, y ellos le creyeron, pero a condición de no crear nada que significase compromiso, porque los compromisos exigen responsabilidades. Ellos tienen miedo de las responsabilidades, tienen miedo de Tener que Hacerse Cargo..." un nuevo suspiro salió de su hocico. "Alguien dijo que una pareja era una atadura y le creyeron, porque pensaron que tener una pareja significaba quedarse. No entendieron que una pareja es quien te acompaña a vivir la vida allá donde vayas... yo hubiera ido con él..."

El Mundo de Ella se iba quedando silencioso, las criaturas se retiraban a descansar... a muchas hacía tiempo que no las veía aparecer, estaba resignada a haberlas perdido, como había perdido a otros, otras aparecían esporádicamente en un triste presagio, y unas pocas continuaban habitando cerca.

La lobo sacudió su pelaje y siguió dejando que los moribundos rayos del Sol calentasen su piel, observando, aguardando, imaginando... porque el sonido de batir de alas en sus oídos no era real. Ninguna figura alada estaba surcando el cielo, negra silueta recortada sobre el disco dorado.

"... pero él ya no me ama. Y la pequeña esfera sigue sin crecer. No le importo, no le intereso... y él, ÉL no me ama..."

Cuando la luna asomase, su triste cántico lobuno la saludaría.

Entregando su pasión a la Dama de Plata, la lobo evitaba dejarse arrastrar por la desesperación.

Triste.

Serena.

Pero también fuerte.

Tarde o temprano, encontraría a su Amor.



(Dedicado a aquellos que todavía creen esa falsedad de que "vivir la vida" es salir, beber, el rollo de siempre... y que están desperdiciando todo este Tiempo que podrían disfrutar junto a alguien con quien, años y años después, recordar esos momentos y muchos más...)